“Allá
donde los derechos se proclaman antes que los deberes, la solidaridad es más
instrumental que transformacional"
indica Pako Garmendia en el
interesante artículo publicado el pasado 3 de diciembre en Deia, en el que
analiza algunos elementos relativos a los valores y comportamientos personales
en el funcionamiento cooperativo histórico y actual. (Ver el artículo aquí)
Quizás en ese contexto viene bien recordar
nuestro planteamiento de comprometernos como cristianos en
determinadas conductas ciudadanas basadas en deberes en relación al bien común
de nuestra sociedad. Las reformas estructurales son necesarias pero, como se ha
visto en la crisis de Fagor Electrodomésticos, no agotan las responsabilidades
personales ante los problemas de la comunidad.
Además de que lo que nos correspondería como
cristianos sería ir más lejos para donar nuestro dinero, nuestro tiempo y
nuestras competencias personales al servicio de los más desfavorecidos.
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