A
finales del mes de Julio, la Comisión Europea publicó el documento, “Data sources for the timely
monitoring of the social situation in EU Member States - Working Paper 2/2013” (“Las fuentes de datos para el seguimiento puntual de la situación social en los Estados Miembros de la UE – Documento de Trabajo 2/2013”) Está
disponible sólo en Inglés.
En el documento se
revisan
los problemas actuales de la obtención
de información oportuna sobre la
evolución social en los Estados Miembros
de la UE, y los informes sobre el
ejercicio de evaluación de los enfoques
nacionales existentes para el
suministro de datos sociales oportunos,
así como las posibilidades que se están
explorando en el marco del Sistema de Estadística Europeo para mejorar la situación.
El informe advierte que, para la adecuada formulación de
políticas y el seguimiento, en particular en tiempos de crisis, la obtención de datos
actuales es esencial. Actualmente, en la UE y a nivel de los Estados miembros,
la falta de datos actualizados sobre la situación social de las familias
dificulta el seguimiento de la pobreza y de las desigualdades, así como la
evaluación del impacto de la crisis y las respuestas políticas.
Haciendo uso de las fuentes de
información que van más allá de los indicadores más tradicionales disponibles
para monitorizar la pobreza y las desigualdades, el documento presenta algunos
análisis ilustrativos y concisos que han sido desarrollados para producir una foto
más consistente y oportuna de la evolución social, en particular en los últimos
ocho Estados Miembros, que son los que han estado más afectados por la crisis. Queda
patente que la población en edad de trabajar ha sido la más afectada por el
impacto de la recesión económica y las posteriores medidas de consolidación
fiscal. Datos recientes señalan también un grave deterioro de las tendencias
sociales en algunos países, incluyendo el debilitamiento de las redes de
seguridad.
En su análisis específico de los
desarrollos sociales en España,
destaca que hay un deterioro agudo en la situación social, en particular entre
los adultos jóvenes, con signos preocupantes de un fuerte aumento de
dificultades en las finanzas domésticas y una falta potencial de cobertura de
prestaciones sociales. Y sin un final de la situación a la vista…
La situación social, en el sentido del
riesgo de pobreza y exclusión social, se deterioró marcadamente entre 2008 y
2011. El incremento en un 4,1% de la tasa de riesgo de pobreza o de exclusión
social, refleja aumentos en cada uno de los tres subcomponentes del indicador,
pero en especial en la parte de la población que vive en hogares con una
intensidad laboral muy baja (los parados y los casi parados), una consecuencia
directa del aumento del desempleo que se duplicó entre 2008 y 2011, mientras
que el desempleo de largo plazo ha crecido masivamente, con una tasa de crecimiento
que se multiplicó casi cinco veces, hasta 9%.
También se observaron aumentos, aunque
más limitados, en las partes de la población afectadas por una seria privación
material. Sin embargo esto estaba asociado a un subyacente 8% de disminución
del umbral de pobreza en términos reales, y una medida alternativa de la tasa
de pobreza anclada en un momento fijo, de un 7% aproximadamente, da una
indicación mucho más clara de la amplitud del desarrollo de la pobreza. Además,
la severidad de la pobreza (que queda demostrada por la brecha de la pobreza)
también ha aumentado sustancialmente (también alrededor del 7%), lo que apunta
a un empeoramiento dramático de la profundidad de la pobreza para los que están
en riesgo. Sin embargo, otros indicadores que indican las consecuencias
prácticas de estos desarrollos para los hogares sugieren un impacto final algo más
apagado. Estimaciones con un modelo de Newcast predicen un aumento continuado
del riesgo de pobreza hasta el 22,1% para 2012.
Con respecto al impacto de la crisis
en grupos particulares de edades, el aumento del riesgo de pobreza y de
exclusión social es el más evidente para los que están en edad de trabajar y en
particular los adultos jóvenes, para los que el riesgo ha aumentado alrededor
del 7%. Esto refleja un deterioro particularmente fuerte en la situación del
mercado laboral para los jóvenes, cuya tasa de desempleo creció con un masivo
22% entre 2008 y 2011, y con uno de cada dos jóvenes en el paro en 2011.
Como resultado de estos desarrollos, y
en términos de la amplitud y la profundidad de la pobreza, España está ahora
entre los Países Miembros que afrontan los desafíos sociales más grandes, junto
con Bulgaria, Rumanía y los Estados Bálticos, que han sido los más golpeados
por la crisis.
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