viernes, 8 de marzo de 2013

La Pascua debe generar una onda expansiva de humanismo


Con esta frase termina Iñaki Beristain, franciscano y director de la revista “Arantzazu – Revista franciscana para personas que buscan” su editorial en el número de marzo. Este es el texto íntegro:

“En plena Cuaresma, con la ceniza del realismo en el corazón, uno se pregunta por sus deseos más profundos y, sobre todo, por los deseos de Dios respecto a nuestro mundo. ¿Qué nos está pasando? La corrupción en la administración pública, los desahucios más brutales, recortes dolorosos en sanidad y educación, un futuro sin claridad todavía en el horizonte, empresas – muchas – que echan la persiana, mucha gente que se queda sin trabajo, tantas familias que tiemblan, una Iglesia incapaz de ofrecer una noticia que ilusione, sobrevolando en un ejercicio superficial de deseos y frustraciones ante el papado que termina y otro que empezará pronto… ¿qué nos está pasando?

¿Qué tenemos que hacer?, preguntaban a Juan Bautista a la orilla del Jordán. ¿Qué tenemos que hacer?, preguntamos nosotros a la orilla de una soberana impotencia. Tenemos toda la Cuaresma para penetrar en nuestro interior y mirar con bondad a nuestro mundo. Tenemos mucho tiempo para crecer en compasión para con los que más sufren. Tenemos mucha Palabra de Dios para confrontarnos con ella y descubrir nuestra propia verdad y la verdad del mundo, la verdad de Dios.

Todo el ejercicio cuaresmal nos está invitando a crear una ola de humanismo que genere un tsunami purificador y liberador. Si no es desde el corazón humanizado, no podremos cambiar nuestra sociedad, no podremos decir nada gozoso a los que sufren, no podremos aportar nada humanizador a nuestros entornos. Y ¿para qué estamos, para qué nuestra fe, para qué la Iglesia de Jesús?

En esta Cuaresma debe salir de nuestras iglesias, de nuestras celebraciones, de nuestros encuentros, de nuestra oración, una onda expansiva que inunde de bondad y de humanismo a nuestro mundo. Menos teologías y más apertura hacía los que sufren. Menos doctrinas y más acercamientos humanizadores hacía los que se tuercen bajo la impotencia. Menos verdades y más verdad del amor. Menos rigorismos y más endulzar la vida de los que no viven. Eso, lo dicho: la Pascua que ya está próxima, debe generar una onda expansiva de humanismo.”

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