lunes, 11 de noviembre de 2013

El cardenal Turkson puso a la Experiencia de Mondragón como un ejemplo de Buenas Prácticas en la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia

Con motivo de la presentación de la Causa de Canonización de Arizmendiarrieta en Roma en octubre del año pasado, el Cardenal Turkson, Presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, tuvo una breve alocución de la que reproducimos algunas partes:

“Es con grande satisfacción que el Pontificio Consejo «Justicia y Paz» ha acogido la propuesta de la Corporación Cooperativa de Mondragón de promover juntos este encuentro para tributar un reconocimiento al Venerable Padre José María Arizmendiarrieta y al mismo tiempo promover el conocimiento de la Corporación, de la cual, durante su vida, él ha acompañado todas las fases de la fundación y de las actividades.

 
 
 
Diversas razones motivan esta mía satisfacción:
 

  1. La Iglesia ha siempre mirado con simpatía el desarrollo del movimiento cooperativo que ya hacia el final del siglo XIX se ha desarrollado también en el ámbito católico.
  2. Un segundo motivo de satisfacción para estar aquí reunidos hoy consiste en el hacer conocer una realidad económica y productiva cuyas raíces son indudablemente cristianas y que cabe en la que podría llamar la línea de acción del Pontificio Consejo «Justicia y Paz».
  3.       Además la obra del P. Arizmendarrieta y su influencia discreta pero constante junto al grupo de más de cien jóvenes formados por él, “óptimos cristianos, más aún verdaderos apóstoles”, que fundaron una empresa capaz de llevar los principios evangélicos de justicia social y de igualdad en el mundo del trabajo, es verdaderamente un punto de referencia para introducirse en esa “lógica del don” que, como ha afirmado el Santo Padre Benedicto XVI, debe informar también la vida económica.
  4. Finalmente, considero que, en el Año de la Fe, en este tiempo en el cual somos llamados a estudiar estrategias adaptas para llevar a cabo una Nueva Evangelización, el proponer de nuevo, cómo se hacía en el pasado, pero de manera renovada y con métodos que se sirvan de las tecnologías de las cuales se dispone actualmente, el conocimiento de aquellos que, en el nombre de Cristo han puesto la propia vida totalmente al servicio de los demás, pueda contribuir en gran medida en volver a acercar a la Iglesia nuestras sociedades, especialmente las occidentales, desencantadas y desilusionadas por los así llamados líderes políticos o del mundo financiero y económico. En resumen, sería ésta una manera de continuar a colaborar con el P. José María en su obra de evangelización de los social hacia la cual, incluso desde si estado actual –estamos seguros- él no deja de empeñarse.”

Leer el texto completo aquí.

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